Cuando los dÃas son mas frÃos y oscuros, la luz comienza a ganar la batalla de la vida.
Otra vez nos encontramos con una fiesta pagana celebrada en el Valle del Jerte que integró el culto católico. Los romanos acostumbraban a purificarse en estas fechas organizando procesiones rituales que generalmente acababan en bacanales. Entre ellas destacan las "Lupercales", que consistÃan en que los "lupercos" (amigos del lobo) tenÃan un rito de iniciación en la caza, merodeando entre los bosques, y cuando volvÃan en procesión con antorchas y semi desnudos solo portando una piel de macho cabrÃo que le cubrÃa la cintura, buscaban pareja entre las vÃrgenes del pueblo.
El pueblo de Jerte, que da el nombre al rÃo que transcurre por el Valle del mismo nombre, celebra estas fiestas con mucha semejanza a los antiguos ritos paganos. El viernes 1 de febrero a las 5 de la mañana se celebra el Canto de las Alboradas, el mismo ritual pero adaptado a la modernidad y creencias actuales. Las antorchas ya no son necesarias, hay alumbrado público, los jóvenes "lupercos" son los quintos con su macho cabrÃo: adolescentes que cumplirÃan el próximo año si todavÃa existiera el servicio militar y como si nada cambiara en cientos de años, siguen a las adolescentes que cantan las Alboradas por las calles del pueblo parando en la frÃa noche en las casas de los mayordomos donde son agasajados con dulces y bebidas tÃpicas, terminando al amanecer en el baile de las Alboradas patrocinado por los mayordomos, donde se sigue comiendo, bebiendo y bailando hasta bien entrado el dÃa.
No te lo puedes perder, el Valle del Jerte en Invierno te descubre sus misterios, entre estas dos montañas bordeadas por los picos mas altos de Extremadura, te merece la pena vivir tus propias historias.